Llevaba mucho tiempo con la idea de correr una maratón en pista, lo equivalente a dar 105 vueltas y media a un círculo ovalado de 400m. Qué mejor momento para ejecutar el reto, ahora que todavía no hay carreras populares. Después de unos meses entrenando sin objetivos, a principios de mayo, le pido a mi entrenador Ibon que empiece a enviarme el plan enfocado en maratón. Por delante dos meses de preparación en los que meto series en pista de hasta 3kms de repeticiones, me parece importante entrenar la cabeza. Para llevar este reto adelante, les comento a los amigos korrikalaris con los que entreno que me echen un cable como liebres.
Con los nervios como si de una
carrera se tratase, pulso el reloj para comenzar la maratón. Bien resguardado
entre todos, me van marcando el ritmo de las primeras vueltas. Iñigo y Alberto
van relevando la cabeza mientras que M´barek se queda a mi lado y Oscar va
detrás para resguardarme del poco viento que hacía. Según van pasando las
vueltas M´barek también se pone en cabeza para dar relevo a Iñigo y Alberto,
manteniendo un ritmo constante de 4min/km. Por detrás Oscar no para de
animarme.
Siguen cayendo las vueltas y los
kms. Edi Eraso se une al grupo de liebres ayudando a dar algún relevo. Llevamos
aproximadamente una hora de carrera cuando empieza a llover un poco de
xirimiri. Al principio se agradece hasta que empieza a caer un poco más fuerte
y la calle uno de la pista por donde vamos corriendo se empieza a encharcar. Estamos
llegando a la media maratón y tenemos cambios de liebres, Oscar ha parado un
poco antes y sobre el km21 sale Edi y entra Mikel Compadre. Pasamos el ecuador
de la carrera por debajo de 1 hora 24 minutos, manteniendo un pequeño colchón
de segundos sobre la media de 4min/km. En este momento entra Pepe Diz para
ayudarme a tirar la segunda mitad.
A pesar de la lluvia y los
charcos que cada vez se hacen más grandes, sigo con muy buenas sensaciones. Las
liebres siguen mantenido un ritmo constante en el que me encuentro cómodo y
aunque el cuerpo no me lo pida tomo geles, agua y Aquarius de limón. Pasada la
media maratón Mbarek sale del grupo y unos kms más tarde es el turno de
Alberto. En este momento, Iñigo y Pepe se dan relevos mientras que Mikel, sigue
detrás mío resguardándome del viento. El siguiente en entrar al grupo es Mikel
Iraundigi y poco después vuelve a entrar Alberto antes de completar 2/3 partes
del recorrido. Pasamos el km 30 (75 vueltas), cada vez veo más cerca la meta y
el objetivo de bajar de 2h 50´ lo veo posible, las liebres me están llevando
muy bien.
Llegamos al km 32, en este
momento Iñigo sale y entra de nuevo Mbarek, me quedan 10 kms por delante, si
consigo mantener el ritmo serían 40 minutos más de esfuerzo. A pesar de que me
veo bien, el hombre del mazo llega sin avisar y en el km34 me pone en mi sitio.
Sin poder remediarlo empiezo a perder ritmo y las liebres empiezan a aflojar
para acompañarme y animarme en la parte más complicada del reto, por delante 8
kms en los que toca apretar los dientes y mantener la cabeza fría para llegar
hasta el final.
Algunos amigos han llegado a la
pista para animarme, Julian, Iñigo, Lara, Josema, Goyi… todo suma para afrontar
la parte final donde la cabeza y el físico empieza a jugar una mala pasada.
Iñigo y Oscar vuelven a unirse al grupo de liebres para tirar los últimos kms
en los que Mikel Compadre se pone en cabeza a tirar de la grupeta. A pesar de
los ánimos que me van dando constantemente las liebres no puedo evitar perder
ritmo vuelta tras vuelta. El colchón que tenía lo pierdo rápidamente y mi marca
personal se aleja sin poder evitarlo.
Cada vuelta cuesta más terminarla
y solo pienso que cada zancada que avanzo queda menos para terminar estos agónicos
kms finales. “Vamos ya llevas 40 km, 100 vueltas, no te queda nada” “últimas 4
vueltas, 3 vueltas, 2 vueltas…” Llegamos a la última vuelta, 400m y ya empiezo
a saborear la meta. A falta de 200m las liebres se quedan detrás de mío y me
dicen que disfrute mientras me dejo las últimas gotas de gasolina que me quedan
en el depósito. Hago un pequeño cambio de ritmo, todo lo que mis piernas me
dejan para afrontar la recta de meta con una alegría difícil de describir. 42kms y 195 metros superados en pista con la
compañía y ayuda de unos amigos que me han tirado vuelta tras vuelta, mejor que las
liebres de Kipchogue cuando rompió la barrera de las 2 horas. ¡¡Gracias gracias y mil gracias!!
El tiempo final es de 2:52:52, no he roto la barrera de las 2 horas 50 minutos y tampoco he mejorado mi marca personal, pero estoy contento por haber realizado un bonito reto rodeado de amigos y pasar una mañana que no se me va a olvidar nunca. Cuando afronto una carrera o un reto me gusta ponerme objetivos exigentes y reales, esta vez me he quedado cerca de conseguirlo, me ha faltado 1 mes más de entrenamiento específico haciendo un par de tiradas largas (32-34kms). Es momento de valorar lo conseguido, descansar y aprovechar unas semanas de vacaciones sin perder mucho la forma para volver a las carreras de otoño disfrutando todos juntos de nuevo de Behobias, maratónes y demás carreras populaes.