Hace un par de meses me llegó un mail sobre una carrera que iba a organizar el club fortuna. Nada más ver cuál era el recorrido no me lo pensé y decidí apuntarme. Solo sabía que iba a ser una carrera de monte de casi 30 km y que un tramo se tendría que cruzar en un barco.
Al día siguiente formalicé la inscripción y menos mal porque solo había plaza para 500 corredores y en dos días se acabaron las plazas.
A mediados de febrero empecé a entrenar. Al principio los entrenos (2 veces por semana) fueron por asfalto y poco a poco los fines de semana empecé a subir al monte. Semana a semana iba mejorando hasta llegar al domingo pasado, justamente una semana antes de la carrera. Ese día me salió un entreno redondo. Subimos al primer pico de Peñas y después de 23km iba como un tiro. El trabajo ya estaba hecho.
La semana antes de la carrera ya no podía mejorar más y solamente salí a entrenar el miércoles algo más de 1 hora. Las sensaciones durante la semana eran buenas a pesar de que hacía mucho calor y la alergia se hacía notar.
Ayer llegó el día esperado, el día de la carrera. A las 06:30 sonó el despertador. Desayuné el tazón de leche con cereales como todos los días y media manzana para cargar el cuerpo de energías. A las 07:10 salí de casa hacía honyarbi donde un bus nos esperaba para llevarnos al punto de salida. A las 08:00 ya estábamos en San Sebastián calentando y esperando con inquietud a que pasara el tiempo lo antes posible para empezar a correr. El tiempo acompañaba ya que después de varios días de calor, el día se presentaba nublado y con la temperatura más baja. 5 Minutos antes de empezar fui a la línea de salida para colocarme en primera fila.
Y a las 09:00 empezó la carrera. Los primeros 200 metros fueron tranquilos pero enseguida me di cuenta de lo duro que iba a ser. 1 km y medio de cuesta me sirvió para darme cuenta de que no tenía mi mejor día. Los primeros 7km, hasta llegar a San Pedro tardé 46 minutos. Todavía estaba bastante entero pero la carrera no había hecho más que empezar, el tramo más duro iba a empezar enseguida. Cruzamos en barco desde San Pedro a San Juan y después de atravesar el pueblo iba a empezar lo duro, la subida a Jaizkibel. Desde el km 9 hasta el km 15 fue un suplicio. Unas cuestas interminables con unos tramos de rompe-piernas acabaron por dejarme medio K.O a la mitad de la carrera.
Pese a que lo más duro ya había pasado todavía quedaban 14 km. Me dejé llevar por la inercia y poco a poco iban pasando los km. Algún avituallamiento me ayudó a cargar pilas para seguir adelante. Al llegar al km 20 después de estar bajando unos km a un ritmo muy suave el cuerpo ya no respondía y tuve que parar. Descanse un poco y empecé a andar hasta que poco a poco me recupere lo suficiente para volver a empezar a correr a un ritmo muy suave. Pronto llegue a un tramo que me sonaba ya que esa semana había estado por primera vez con lo amigos paseando. Cuesta abajo y llaneando pude coger un buen ritmo pero cuando tenía que subir una cuesta por muy pequeña que fuese no tenía otra que subir andando.
La sorpresa llegó en el km 24. Estábamos al nivel del mar y tocaba subir al monte Guadalupe. Sabía que iban a ser 2 km de subida pero no me hacía a la idea de la pendiente de la cuesta. Antes de empezar a subir un corredor ya nos aviso de la que nos esperaba… Las piernas no respondían y no podía subir ni andando. Cada 20 metros me paraba a descansar. Fue el km más largo de la carrera y todavía quedaba otro km para llegar arriba. Al llegar al km 25 descanse un poco y la pendiente a partir de ese punto ya era más baja pero seguía sin poder subir andando. Poco a poco fui subiendo la cuesta que parecía que no se iba a acabar. Un señor mayor que iba de paseo iba más rápido que yo. Antes de llegar arriba empecé a escuchar ánimos del público y empecé a trotar suave- suave. Para mi sorpresa mis compis de entrenamiento Carlos y Josema estaban animando y me dieron fuerzas para seguir adelante.
Ya quedaban menos de 4 km y un buen tramo cuesta abajo. A pesar de eso, el sufrimiento ya era enorme y no podía ni con mi alma, me dolían las piernas, la espalda, los riñones.... Correr cuesta abajo me costaba horrores pero con un ritmo tranquilo fui bajando hasta llegar a unos caseríos. A falta de 1km y medio para llegar tuve que parar otro poco hasta que llegó una chica y me hizo de liebre. Fuimos a un ritmo tranquilo hasta que nos encontramos a un corredor que iba andando he intentamos tirar de el un buen rato. A falta de 500 metros todavía quedaba la guinda de la carrera, subir la calle mayor de Honyarbi. Empecé a subir la cuesta andando pero a mitad de la cuesta estaba un corredor conocido en el público que empezó a trotar alado mío. Me dijo que ya no me quedaba nada y me dio los suficientes ánimos para llegar hasta el final. Los últimos metros con los aplausos del público los pasé muy bien. En la línea de meta esperaban los aitas sacando una foto y animándome.
Después de 3 horas 43 minutos y 24 segundos he acabado una de las carreras más duras que he corrido hasta el momento. Posición: 350 de 444 participantes. Terminé con el cuerpo hecho trizas, no podía ni moverme, una buena siesta me esperaba para recuperarme. La siguiente el 15 de mayo, otra carrera de monte, la subida a Peñas.
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