Hay ocasiones que me resulta complicado plasmar en un post todas las sensaciones y emociones que vivo a lo largo de una carrera, por ejemplo, la de ayer, la media maratón de Donostia-San Sebastián. Cuando te planteas un objetivo ambicioso, llevas 3 meses trabajando duro para ese día y a falta de 100 metros te das cuenta que lo vas a conseguir... lo podemos comparar en el mundillo del fútbol a que tu equipo marque en la última jugada del partido el gol que lo clasifica para jugar en Europa. Esos segundos de felicidad han compensado los entrenamientos más exigentes.
Finisher, una imagen vale más que 1000 palabras. Foto: Gorka Elarre |
Pero empecemos por el principio, ha pasado casi un año desde que participase en Edinburgh Half Marathon dejando mi mejor marca en la distancia en 1:20:26. Me quedé muy cerca de hacer sub 1h20min, para este año tenía claro que quería ir a por este objetivo, el ritmo medio para conseguirlo 3:47min/km. Mirando el calendario de carreras, por fecha y perfil del circuito tenía dos opciones, Azkoitia-Azpeitia 30 de marzo o Media Donosti 7 de abril. Debido a compromisos familiares la primera opción quedó descartada.
Con Iulen antes de la salida. Foto Gorka Elarre |
La preparación, comparado con la Maratón de Valencia ha sido algo diferente. Menos volumen en kilómetros y centrado en meter sesiones más rápidas de series. Sufro mucho haciendo este tipo de entrenos pero son los que permiten seguir mejorando. Por el camino también ha caído alguna que otra carrera, siempre viene bien para coger ritmo de competición. En cuanto a la climatología, en el norte hemos tenido un invierno soleado, algo que se agradece para entrenar por las tardes. Sin embargo, el calor, poco frecuente en estas fechas, pasó factura en carreras como la Media Maratón de Irun.
Con Iñaki antes de la salida |
Entrando ya en materia... la carrera comienza a las 10:00, buena hora para no tener que madrugar demasiado. Sobre las 07:00 desayuno y con el tiempo justo me preparo para ir a coger el metro de las 08:05 en la estación de Ficoba. Quiero llegar tranquilo para tomar un café, ir a la zona de consigna, calentar y situarme en las primeras filas de la línea de salida. Cuando llego a Amara me encuentro con Iñaki, un amigo de la universidad, nos quedamos juntos hasta que empieza la carrera. Coincido también con unos cuantos amigos que van a participar, esto es lo bueno de correr cerca de casa.
Con Mikel antes de la salida |
La zona de salida se sitúa en el Boulevard, ha salido un día perfecto para correr, nublado, fresco y sin viento, no tengo excusas para salir a por el objetivo marcado. La organización nos ofrece liebres con diferentes ritmos, entre otras, la que voy a seguir yo, la de 1h 20min. Además de la distancia de media maratón también está la opción de correr 10km, en total casi 2500 participantes esperamos el pistoletazo de salida. Tengo el banderín de 1h20min un par de metros por delante. Cuando arranca la carrera salgo lo más rápido posible para ponerme justo detrás de la liebre, la estrategia en todo momento ser su sombra.
Primeros metros de la carrera. Foto: Luis Peralta |
Los primeros kilómetros transcurren sin problemas, las piernas ligeramente cargadas y de caja voy perfectamente. Enseguida hemos formado un buen grupo que liderado por la liebre, Javi, esperamos cruzar la meta por debajo de 1h20min. Para eso todavía queda mucha tela que cortar. El primer sector nos lleva hasta la zona de las universidades, entre el km3 y 4 un giro de 180º para volver al centro por el mismo camino. En los avituallamientos trabajamos en equipo, algunos cogen botellas y nos las vamos pasando unos a otros para perder el menor tiempo posible. Solamente bebo un sorbo en la primera parada, el cuerpo no me pide más en el resto de carrera.
Fin de la primera vuelta con el grupo. Foto: Gorka Elarre |
En el km8 nos adentramos en el barrio de gros, seguimos hasta la Avenida Navarra para volver a dar otro giro, esta vez uno más abierto y encarar la recta del Cursal hacía el Boulevard y completar la primera de las dos vueltas. Aquí vemos cómo los que corren la distancia de 10km están acabando su carrera. Mientras tanto meto el pie en un charco un par de veces calando el pie completamente. Esto no impide que pueda seguir el ritmo del pelotón, de hecho está lloviendo suavemente y lo agradezco.
Cruzando el km10,5. Foto: Gorka Elarre |
Tras un pequeño bajón me recupero y vuelvo a tener buenas sensaciones a partir del km11. Es un tramo de 2km que me pongo en primera fila junto a la liebre que nos ofrece membrillo y nos da ánimos para seguir como estamos. Poco a poco las fuerzas empiezan a escasear y vuelvo a meterme dentro del grupo. De nuevo pasamos por el giro de 180º, esta vez cuesta un poco más que la primera vuelta. Volviendo hacia el túnel del antiguo, km16, empiezo a tener problemas para seguir al grupo. Paso de ir entre los primeros a colocarme en la cola y seguir el ritmo con mucho esfuerzo, los últimos 5 kilómetros se van a hacer largos. Además ha empezado a llover más fuerte.
Momentos de sufrimiento. Foto: RUN SS |
Después de pasar el km17 empiezo a distanciarme del grupo poco a poco. Son los momentos más difíciles ya que se me pasa por la cabeza que no voy a llegar antes del tiempo esperado. Pero por otro lado, el Pepito Grillo peleón que tengo en la cabeza y los ánimos de amigos en el público me alientan para que siga luchando. El Km19, entrando en el barrio de Gros, junto a la playa de La Zurriola, vuelvo a recuperar, incluso recorto un poco las distancias con el pelotón. El km20, ida y venida por el falso llano de la Avenida de Navarra se hace durísimo. Llueve mucho y me cuesta mantener la respiración. Pero ya queda poco y a pesar de tener el grupo lejos, el reloj me dice que estoy a tiempo de poder bajar de 1h 20min.
En la zona de masajes. Foto: Gorka Elarre |
El último kilómetro, el mismo que el de la Behobia-SS, aprieto con todo. Otro chico del grupo que se había quedado rezagado como yo, está en las mismas y nos vamos dando ánimos y relevos hasta la meta. A falta de 100 metros miro el reloj y sí, voy a llegar a tiempo para lograr el objetivo. Paro el reloj y el crono marca 1:19:53. Menudo final de carrera y qué emoción. Tras coger un poco de aire voy a buscar a Javi para darle las gracias por el gran trabajo que ha hecho como liebre. También veo a Gorka que me saca un fotón nada más cruzar la meta. Está jarreando pero me da igual, soy el más feliz del mundo. Voy a la zona de consigna para recoger la mochila y después me dirijo a la zona de masajes donde está trabajando el compañero de batallas, Emilio. La lluvia sigue sin darnos tregua y nos priva del ambiente post-carrera. Dar las gracias a los voluntarios, liebres, fotógrafos... que a pesar del día han estado al pie del cañón.