La distancia que separaba el
castillo de Windsor con el palco real del estadio olímpico de White City en los JJOO
de Londres 1908 delimitaron la medición oficial del maratón, 42 kilómetros y
195 metros (26,2 millas). A lo largo de los años la prueba reina del atletismo
se ha popularizado de tal manera que en cualquier rincón del mundo podemos correr
una. Ayer, Donostia – San Sebastián albergaba la edición número 43 de su
maratón, en mi caso, la quinta participación en esta prueba que recorre las
calles de la capital Guipuzcoana.
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Con Luisen llevando al grupo |
Llego a la carrera con 3 meses de
preparación específica: largas tiradas, series y unas cuantas carreras que han
venido bien para ir midiendo cómo el estado de forma iba mejorando semana tras
semana. El objetivo además de mejorar mi marca personal (2:51:00 en Burgos2019), es hacer sub 2h50. Para afrontar el reto, cuento con la compañía de
Luisen Rivas, amigo y compañero de fatigas con el que he compartido largos entrenos y carreras como la
Media maratón Zubiri-Pamplona. |
Foto: Mikel Leal |
Es el día M, día de maratón. Me
despierto a las 06:00 para hacer un desayuno potente: porridge y un poco de pan
tostado con aceite y jamón. Salgo de casa a las 07:00, recojo a Luisen y nos
vamos Donosti para aparcar el coche en Illumbe y bajar andando hacia Anoeta.
Tenemos tiempo para ir a tomar un café antes de cambiarnos y dejar las mochilas
en la zona de consigna dentro del estadio Reale Arena. Sobre las 08:30 salimos
a calentar, pero empieza a caer un fuerte chaparrón con viento y volvemos al
estadio para trotar y hacer ejercicios de movilidad. Cuando escampa un poco
volvemos a salir y nos dirigimos a la zona de salida.
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Foto: Emilio Recio de Lera |
¡09:00 comienza la maratón! Salimos
en el primer cajón, portando el dorsal de color amarillo. Pasan unos metros
hasta que encontramos espacio entre la multitud de corredores. Enseguida se
forman diferentes grupos, nosotros tenemos delante el de 2h45 que va llevando la
liebre Jaime Nina (@yonkidelrunning). Pasamos el primer kilómetro en 4 minutos
camino hacia Riberas de Loiola. Hablando con algunos corredores vemos que no
somos los únicos que queremos correr sobre ese ritmo para poder bajar de 2h50. Poco
a poco el hueco entre el grupo que tenemos delante se va agrandando y Luisen y
yo nos ponemos a tirar de nuestro grupo.
Vídeo: Norman Cuenca - Cherman_run: El poder de las zapatillas
Pasamos el km10 a la altura del
Hotel Londres en 39:52, la lluvia, el viento y el frío no nos detiene para continuar
con nuestro ritmo constante. Nos adentramos en el Antiguo camino hacía las
universidades y el infierno, un par de largas avenidas de ida y vuelta. En el
km12 me tomo el primer gel de cafeína espresso. En el km16 nos cae el gran diluvio
universal con rachas fuertes de frío viento. Luisen y yo seguimos tirando del
grupo sorprendidos de que nadie nos dé un relevo. Al volver a tomar de nuevo
las céntricas calles de la ciudad el tiempo se calma un poco dándonos un respiro,
así llegamos al paso por la media maratón en 1:23:53. Tenemos un pequeño colchón
de segundos para afrontar la segunda vuelta.
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Foto: Aita. Último kilómetro
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La segunda vuelta al circuito
sigue igual que la primera, Luisen y yo en cabeza de grupo llevando un ritmo
constante, nos encontramos con buenas sensaciones. Van pasando los kilómetros,
en el 24 me tomo el segundo gel. Al pasar de nuevo por la playa de la Zurriola el
viento nos vuelve a pegar de lleno. Al dar el giro de 180ª en la Avenida Navarra
el grupo empieza a romperse y me distancio unos metros con un par de corredores.
Paso el km30 a la altura del Kursal en 1:59:27, a partir de ahora empieza el
tramo más duro de la prueba, la segunda visita al infierno. Sin embargo, me veo
encuentro muy bien, sigo manteniendo un ritmo constante mientras adelanto
corredores que se han quedado descolgados.
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Abrazo con Jaime Nina al entrar en meta |
En el km32 me tomo el tercer y
último gel. Pasan los kilómetros y el muro no llega, por momentos me veo con fuerzas como para subir un poco el ritmo,
pero el gemelo derecho me da un par de avisos en los kms 38 y 40, no es momento
de arriesgar, acorto la zancada intentando no perder velocidad. Veo el final
muy cerca, para hacer más épico el momento se pone a jarrear a mares. Aún
así, hay un montón de gente animando, así ha sido durante toda la carrera, mucho
mérito el del público y los voluntarios que nos han empujado con el día tan
desapacible que ha salido. Muchos amigos se han acercado a Donosti y nos han
apoyado sin parar con megáfono en mano, sacando fotos y vídeos, no tengo más que palabras de agradecimiento. Unos metros
antes de entrar al mini estadio mis padres me ven llegar y me animan, ya
saboreo el final.
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Finishers! |
Media vuelta a la pista de
atletismo para cruzar la línea de meta. Qué sensación de felicidad correr esos
metros, celebrar que vuelvo a acabar una maratón, que voy a hacer marca
personal. Miro hacia atrás y no veo ningún corredor cerca, puedo dar mis típicos
brincos de celebración antes de entrar en meta, tiempo final 2:47:57. Veo que
Jaime está al lado y nos damos un fuerte abrazo, el también ha conseguido el objetivo.
Al girarme me doy cuenta que Luisen también ha llegado, me doy otro fuerte
abrazo con él, qué carrerón hemos hecho, después de tantos kilómetros
entrenando juntos, hemos cumplido nuestro objetivo, el plan del míster ha dado
sus frutos, no podemos estar más contentos. Para poner la guinda al día tenemos
una comida en Irun con todo el equipo.
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